Ya estamos inmersos en 2013 y serán muchas las familias que se alegren de ello. Aunque no tanto por haber iniciado este nuevo año, como por haber dejado atrás a su predecesor… Y es que por fin podemos tachar del calendario de la crisis un nuevo año y ya son cinco. Quién nos lo iba a decir allá en 2008, cuando los más optimistas decían que era cosa de unos meses, o con los brotes verdes de 2010 o las promesas de 2011, que llegaríamos a este presente peor que nunca…

Son ya cinco años y ahora nos ponen el horizonte a finales del presente 2013, no sabemos si como a los burros la zanahoria o como a los niños la chocolatina, ya que la propia Merkel nos dijo a todos los europeos en su mensaje navideño que esto va para largo; que el mundo todavía no ha acabado de aprender la lección de la devastadora crisis financiera de 2008.

Por tanto, nos tocan afrontar otros 12 meses, con el convencimiento, eso sí, de que esto depende de nosotros. Si para algo ha servido el año que hemos dejado, es para confirmarnos que, de esta tormenta, no nos sacan quienes nos han metido en ella. Ni instituciones, ni políticos, ni los bancos parecen capacitados para ello y seremos cada ciudadano, cada familia, quienes tendremos que ingeniárnoslas para salir adelante.

Hemos comenzado el nuevo año y ya nos dicen que las rebajas no salvarán a muchos comercios y empresas que están en la cuerda floja y habrá que esperar a febrero o marzo para ver cómo se cierran nuevas persianas de forma definitiva y nuevas familias se quedan sin recursos.

Por todo ello, y sabiendo que estamos solos, es el momento de sacar lo mejor de cada una y cada uno. Por nosotros, por los nuestros y por nuestras familias. En momentos de grandes dificultades es donde se muestra el talante de cada persona, y las circunstancias nos exigen sacar de cada uno, nuestra mejor versión. Porque las madres y padres hemos de recordar siempre que somos más valientes de lo que creemos, más fuertes de lo que parecemos y más inteligentes de lo que pensamos.