Hoy, Día Mundial Contra el Cáncer, quiero mandar toda la energía positiva y ánimos para esas personas que luchan contra esta dura enfermedad. Quiero acordarme de quienes la padecen, sus familias, el personal sanitario y quienes dedican su vida a investigar para acabar con ella.

El cáncer es como ese premio de la lotería de la mala suerte que nadie pretende gana y que nadie se merece. Es como los accidentes de tráfico, que piensas o quieres creer que nunca los tendrás, hasta que un día en la consulta de un médico te llega el mazazo… Porque ésta es una de las palabras más empleadas para denominar la sensación física y psicológica que sientes en el momento de recibir la noticia, que te afecta en primera persona, en segunda o en tercera… pero que no por ello es menos demoledora.

Cuando a alguien le diagnostican un cáncer, las cosas cambian para toda la familia

Se trata de una enfermedad que paraliza el ‘latido’ de una familia. Cuando a alguien le diagnostican un cáncer, las cosas cambian para toda la familia: significa un enorme cambio y afecta a todos, aunque evidentemente a cada uno de una forma diferente, pues no todos somos iguales. Hay un antes y un después de la enfermedad, para bien o para mal. Y con la conmemoración de un día como hoy, se trata de lograr que sea para bien en el mayor número de pacientes y familiares. Aunar fuerzas y recursos y mostrar que esta enfermedad no debe ser estigmatizada y que en muchos, muchísimos casos se puede salir de ella.

A lo largo de este 2014 según las previsiones, más de 200.000 adultos y niños serán diagnosticados de cáncer en España. Son 200.000 familias, que necesitarán sacar lo mejor de sí mismas para afrontar el reto que la vida les pondrá por delante. En momentos así, no debemos olvidar el importante papel que tiene la actitud de las personas a la hora de afrontar cualquier enfermedad y más en las que son de este tipo. Las fuerzas que consigan sacar de su interior y del entorno que les rodea, marcarán en gran medida su devenir.

De igual forma, no podemos permitir que los ajustes o recortes económicos afecten a la imprescindible investigación en esta materia, así como a los tratamientos médicos a los que todos los ciudadanos deberían poder acceder o las listas de espera que hacen que sea ya demasiado tarde en alguna ocasión.