Ayer conocimos el barómetro del CIS de septiembre, y cómo la preocupación por la clase política sigue creciendo, hasta situarse en su cota más alta de la democracia. Que un 27% de los encuestados los considere ya el principal problema del país, por delante del paro o la economía, muestra hasta dónde llega, no sólo el descontento general, sino la desconfianza en su capacidad de gestión.

Es difícil abstraerse de la marea de indignación y hastío que corre por la red y los miles de comentarios que ha generado este dato en todos los medios digitales. A la mayoría les ha parecido escaso el porcentaje de ciudadanos que considera a los políticos su principal problema. Todo tipo de improperios y descalificaciones se han podido leer, no quedando al margen prácticamente ningún político. El hecho ha levantado aquí en Euskadi más ampollas, al tener las elecciones ya en ciernes y estar inmersos en plena campaña.

A todas horas estamos escuchando discursos, promesas y debates electorales en múltiples y variados formatos. Lo triste y descorazonador es ver cómo se descalifican entre ellos, cómo piden el voto para sí mismos basándose en lo mal que lo hacen o harán los otros, o cómo se sacan trapos sucios y se radicalizan las posturas para convencer a propios y extraños.

La situación en la que nos encontramos exige sacrificios a todos y en primer lugar a los políticos, y no sólo económicos, sino en cuanto a sus intereses de partido. Esta situación dramática podría, por lo menos, empezar a resolverse si se sentara en una misma mesa un grupo de políticos de todos los partidos, sin exclusiones, para darle vueltas a la cabeza, y con el mayor consenso posible, empezar a plantear ideas para sacarnos de la crisis.

Lo que no puede ser es que el sistema de elecciones cada cuatro años, haga que al día siguiente de saber uno que ha perdido se empiece a maquinar cómo lograr ganar en cuatro años… Y esto se lo deberían plantear a nivel local, autonómico y estatal, donde en todos ellos hay partidos diferentes gobernando o haciendo oposición. Hasta que no aparquen esta guerra de tronos, será imposible que las familias podamos ver un final feliz a esta historia.

Hasta el martes que viene.