Han pasado las fiestas navideñas y con ellas un sinfín de momentos entrañables y familiares. Echando la mirada hacia atrás y rememorando estos días, uno de los recuerdos que más fuerza tiene es, sin duda, el momento en el que miles de niños se lanzaron a la calle a recibir a los Reyes Magos… Como madres y padres, ver la mirada de ilusión y alegría contagiosa de nuestros más pequeños, es impagable.

En un momento en el que tantas familias están pasando por apuros y dificultades, el hecho de ver a miles de madres y padres junto a sus hijos aplaudiendo, riendo y saludando entusiasmadamente, constituyó en sí un momento mágico. Aunque fuera únicamente por unos minutos, fue una bocanada de aire fresco palpar tanta alegría conjunta. Y es que, como leí en una ocasión, cada vez que en el mundo hay un niño feliz, hay una madre tocando el cielo… y en ese momento había miles de niñas y niños felices, así como madres y padres tocando el cielo…

Y hoy lo que toca ya es poner los pies en el suelo y volver a las rutinas diarias, después de tantos días de vacaciones para nuestros hijos, en los que muchas madres y padres hemos tenido que hacer encaje de bolillos para poder pasar con ellos el máximo tiempo posible.

Pero no podemos olvidar a todos los padres que en estos días, lo que habrán pedido al Olentzero o los Reyes Magos es un puesto de trabajo. Hemos entrado en el 2014 y son muchos los que esperan poder reincorporarse lo antes posible al mundo laboral. Hacia ahí deberían orientarse todos los mejores deseos o peticiones para el nuevo año de nuestros gobernantes… Dejar de lado las diferencias políticas o ideológicas, para trabajar conjuntamente todas las instituciones en pos de reducir al máximo el desempleo, empezando por las madres y padres con mayores cargas familiares.