Ha comenzado el curso y con él han vuelto las rutinas y cierta cordura a miles de hogares… y yo también he retomado la suficiente para empezar a escribir un poco…

Aunque, al igual que me ocurre a mí este año, son muchas las familias que todavía no han podido recuperar las rutinas, ya que su comienzo de curso, de verdad, no llegará hasta octubre. Y es que los dichosos periodos de adaptación que están impuestos en la mayoría de centros educativos, nos traen de cabeza a muchas madres y padres con hijos pequeños.

Para nosotros nos es imposible conciliar nuestra vida laboral y familiar, al encontramos con que los niños/as de infantil y primaria, según el curso y el centro escolar, tienen entre una y tres semanas a media jornada este mes. La peor parte nos la llevamos los progenitores que tenemos hijas o hijos que comienzan la escuela infantil o que pasan de ésta al colegio, ya que durante días no pueden ir más de una o dos horas para que se adapten al cambio.

La peor parte nos la llevamos los progenitores que tenemos hijas o hijos que comienzan la escuela infantil

Y yo me pregunto, ¿cómo puede una familia monoparental o en la que trabajamos los dos cónyuges superar estos periodos, si a esto se suma que ya hemos tenido que repartir todas nuestras vacaciones durante los casi tres meses de vacaciones escolares?

Desde los centros escolares se insiste que es lo que aconsejan los psicopedagogos, sus departamentos docentes y de orientación y no voy a ser yo quien se lo ponga en duda, pero todo tiene que tener mesura y hay que ver si realmente es tan imprescindible llevarlo a cabo de esta manera y para todos los alumnos.