Hoy, en víspera de San Ignacio, y con agosto a la vista, qué mejor que hablar de las vacaciones y de las oportunidades que éstas nos brindan para estar en familia. Y cuando hablo de familia, me refiero tanto a la que formamos con nuestra pareja y nuestras hijas e hijos, como a la gran familia, en la que entran tanto los abuelos, como los tíos y primos…
Y es que somos muchas las que intentamos estrechar un poco más los lazos familiares durante algunos de los días de vacaciones… y digo algunos días, porque lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Las vacaciones veraniegas constituyen una gran oportunidad para mejorar nuestra comunicación con nuestros hijos/as
Pero, ante todo, son unas fechas inmejorables para estar con nuestros hijos. Y es que las vacaciones veraniegas constituyen una gran oportunidad para mejorar nuestra comunicación con ellos y compartir momentos que durante el resto del año son imposibles de realizar. Es la ocasión de jugar y pasar horas con los más pequeños y de hablar con mayor calma y metiendo la cabeza, con los más mayores, de todos esos temas que durante el curso es más complicado tratar por el trajín del día a día.
Y, si es el caso, antes incluso que los hijos, está nuestra pareja. Nuestro marido o mujer, con el que compartiremos estos días de descanso. Pero ya sabemos que, tanto las estadísticas como la realidad nos dicen, que el momento con mayor número de rupturas de pareja, y eso que con la crisis ha bajado, se produce a la vuelta de las vacaciones… ya que no siempre el roce hace el cariño.
¿Qué voy a hacer para que mi pareja disfrute durante estas próximas semanas?
Esas aristas no limadas y esas asperezas, que pueden quedar más ocultas durante el resto del año, pueden aflorar durante estos días con toda su crudeza, a no ser que pongamos de nuestra parte para evitarlas y, de paso, limarlas. En este sentido, la pregunta que deberíamos hacernos para empezar bien nuestras vacaciones es muy sencilla: ¿Qué voy a hacer para que mi pareja disfrute durante estas próximas semanas? Y luego, es cuestión de repetirse esa misma pregunta durante cada día de las vacaciones… Se trata de un consejo muy sencillo, pero que podría venirnos muy bien a muchos de nosotros.