Amnistía Fiscal

Al igual que la semana pasada ponderé la aprobación del Anteproyecto de Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, en esta ocasión toca hablar de la Amnistía Fiscal y no será precisamente en los mismos términos.

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Lo primero sería preguntarnos ¿qué es la amnistía fiscal? ¿Un comportamiento excepcional que justifican los Gobiernos -sin poder mirar a la cara de los ciudadanos…- para conseguir mayores ingresos? ¿Una oportunidad malintencionada para regularizar la economía sumergida? ¿Qué significa realmente la amnistía fiscal? ¿Una brusca rendición del Estado democrático ante la delincuencia? ¿Un reconocimiento explícito de incapacidad de la Agencia Tributaria para combatir el fraude fiscal?

La Real Academia Española recoge el término “amnistía” como “olvido legal de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores”. Si este significado se aplica a la economía, el resultado es la llamada ‘amnistía fiscal’, es decir, una medida excepcional que adoptan los gobiernos en épocas de crisis en virtud de la cual perdonan a aquéllos que han cometido infracciones o delitos relativos al fisco. Pero no olvidemos que esta es la tercera amnistía tributaria que se realizará en la democracia. Primero llegaron la de Boyer en el 84 y la de Solchaga en el 91, que igualmente buscaban sanear las cuentas públicas con dinero negro a tipo de interés reducido. En ambos casos, los resultados fueron lamentables.

Los resultados en esta ocasión son inciertos, por el escaso rigor aplicado a su cuantificación, pero los costes políticos, morales y constitucionales por todas estas operaciones son siempre elevados y difíciles de predecir. Después de ver cómo se prevé condonar su deuda y penas a los mayores delincuentes fiscales del Estado, ¿qué cara se nos queda a los ciudadanos? ¿Qué campañas de la renta y de justicia social pretenderán hacer en los próximos ciclos fiscales? ¿Cómo nos pretenderán hablar de honestidad, justicia, reciprocidad…?

Lo que más asusta es pensar lo mal que debe estar la economía, para que hayan tenido que tomar esta medida que ni a ellos mismos les agrada. Ya lo decía con esa rotundidad y pasión que le caracteriza la señora De Cospedal ante un rumor periodístico aparecido hace casi dos años. «Rechazamos la amnistía fiscal del presidente Zapatero por impresentable, injusta y antisocial». «A los que pagan impuestos se los suben; a los que no los pagan se les perdonan»

En cualquier caso, parece ser que aquí en Euskadi, por primera vez remarán en la misma dirección las tres Diputaciones, oponiéndose a llevar a cabo esta amnistía. No hay mal, que por bien no venga.

Hasta el martes que viene.

 

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