Hace unos días me alegró volver a constatar cómo la actual crisis económica es capaz de sacar lo mejor de muchas personas. En un conocido programa televisivo, entrevistaron a una famosa periodista que, al finalizar su participación, comentó exhortada por el presentador, que iba a destinar todo su caché o dinero a percibir por su participación ese día a Cáritas. Comentó que había muchas familias que necesitaban de la ayuda de ONGs como aquella para subsistir y animó a que todas aquellas personas que tienen más dinero o recursos ayuden a este tipo de organizaciones, ya que se están viendo obligadas a dejar a medias sus labores humanitarias por falta de recursos.

Y es que, como indicaba esta periodista, ante el recorte de ayudas y subvenciones públicas a ONGs, hace más falta que nunca el apoyo y colaboración de particulares y empresas con mayores recursos. Donaciones como la que he comentado, podrían ser un simple gesto ante la galería o un botón de muestra de una forma de actuar, pero en cualquier caso son un gran ejemplo de lo que precisamos hoy en día ante los miles de dramas familiares con los que convivimos a diario.

Es curioso que, mientras subimos a millón por año el número de parados y de familias con necesidades en este país, sube igualmente un 20 por ciento el gasto o facturación en lujo. Se ve que muchos de los que más tienen, siguen teniendo en abundancia, mientras que los recursos y entidades que se destinan a los más desfavorecidos, cada vez hay que repartirlos entre más y a todas luces es evidente que no dan abasto…

Tenemos ejemplos claros como el de Bill Gates y Warren Buffett y su iniciativa para que multimillonarios de todo el mundo donen la mayor parte de sus fortunas a causas benéficas y que ha sido ampliamente secundada.

Está claro que esas pequeñas, medianas o grandes fortunas contribuirán, en principio, a través de sus impuestos, pero ya sabemos que no siempre es así y de todas formas, siempre es más gratificante dar de motu propio y a quién una decide… Tenemos ejemplos claros como el de Bill Gates y Warren Buffett y su iniciativa para que multimillonarios de todo el mundo donen la mayor parte de sus fortunas a causas benéficas y que ha sido ampliamente secundada. Es una forma de interpretar nuestro mundo, nuestra sociedad y la responsabilidad personal ante las necesidades ajenas.

Pero para decidir contribuir con los más necesitados, no hace falta ser rico y famoso… Cada una de nosotras y nosotros sabrá hasta qué punto puede aportar o ayudar a las personas que nos rodean. Miles de padres y madres ya lo están haciendo con sus hijos e hijas o incluso con sus nietos, también hermanos entre sí o a familiares… pero, por supuesto, también son innumerables las personas anónimas que están contribuyendo con organizaciones y entidades sin ánimo de lucro, dentro de sus posibilidades, a través de su tiempo o recursos materiales o económicos. Si entre todas y todos arrimamos el hombro, será más fácil para los que ya no pueden llevar la carga que soportan sobre los suyos.

Hasta el martes que viene.