Desde hace ya muchos meses, por no hablar de años, estamos acostumbrados a encontrarnos quincenal o mensualmente con un nuevo recorte o ajuste presupuestario, que viene a afectarnos a todas o una parte de las familias. Si no es la desaparición de una bonificación, es la subida del IVA o el copago farmacéutico, o un recorte en becas o ayudas… y así un largo etcétera.

Este fin de semana hemos conocido que el Ministerio de Industria, Energía y Turismo va a limitar y mucho el acceso de las familias numerosas al bono social eléctrico. Este bono social, viene congelando el precio de la electricidad desde julio de 2009 y supone una gran ayuda para miles de hogares en los que se tarifica consumo-hogar y no per cápita y además un consumo que estas familias es bastante más elevado que la media. Pero, con la nueva medida, el Gobierno incluirá unos topes de renta con el objetivo de impedir que familias numerosas con ingresos medios disfruten de esta medida.

 ¿cómo se puede establecer un límite de renta general para las familias numerosas sin atender a ningún mínimo condicionante?

El problema surge una vez más en la cuantía de esos topes de renta, que siempre son irrisorios, y en el hecho de no tener en cuenta ni el número de miembros, ni el lugar de residencia de esas familias. Porque es muy diferente la renta familiar y el gasto medio de una familia aquí en Bilbao, a la de una familia en Badajoz o Albacete. Al igual que no puede vivir con los mismos ingresos una familia con tres hijos que una con cinco… Por tanto, ¿cómo se puede establecer un límite de renta general para las familias numerosas sin atender a ningún mínimo condicionante?

Pero como sucede en muchas de estas medidas, el bono social se quedará para este colectivo en “mucho ruido y pocas nueces”. Mientras que en la opinión pública queda la idea de que las familias numerosas se están beneficiando de muchas ayudas, como ésta u otras como bonificaciones en municipios…, la realidad nos muestra que tan sólo acceden a ellas un 5% de las familias, al superar esos topes de renta.

La solución en estos casos, parte del hecho de considerar la renta per cápita de los hogares, dividiendo los ingresos entre el número de miembros que hay en la unidad familiar. Pero como este tipo de medidas se suelen adoptar tarde y a la carrera, es difícil que haya resquicios para que impere el sentido común o un mínimo criterio de justicia social.