Impunidad

Esta semana, nos toca adaptar a nuestro vocabulario económico habitual, términos como refinanciación, intervención o nacionalización. Y es que, gracias al devenir de nuestra trágica economía y la gestión que sobre ella hacen nuestros gobernantes, estamos haciéndonos expertos en micro y macro economía.

Ahora toca desayunar, comer y cenar con Bankia, su gran estafa y la intervención o nacionalización que pretenden hacer sobre ella, si es que finalmente pueden,… porque a ver de dónde sacan ahora los 22.500 millones que piden… Pero el término que más está en boca de todos, bueno, por lo menos de los ciudadanos, es IMPUNIDAD. Sí, es la palabra en la que se aglutinan todas nuestras frustraciones al ver una vez más cómo se gestionan los desmanes de la banca y sus administradores.

Pero el término que más está en boca de todos, bueno, por lo menos de los ciudadanos, es IMPUNIDAD.

Cómo puede ser que los Consejeros de Bankia se hayan embolsado en 2011 casi siete millones de euros, además declarando que cerraban con un beneficio de 310 millones, para luego conocerse que en verdad habían perdido 3.000 millones. Ahora han dimitido prácticamente todos, mucho de los cuales son destacados militantes en partidos políticos o sindicatos y se van con los bolsillos llenos y la cabeza alta.

Esta mañana he ojeado en el diccionario de mi hijo mayor, que impunidad quiere decir simple y llanamente, falta de castigo. Y es que es incomprensible que los causantes de semejante despropósito no respondan ante la Administración y, si es pertinente, ante la Justicia.

Porque no nos engañemos, el Estado no tiene capacidad para sacarse esos más de 20.000 millones de la chistera y nos los repercutirá a los ciudadanos a través de más recortes y subidas de impuestos. Y es fácil calcular cuánto nos tocará a cada uno… 22.500 millones, entre 45 millones de ciudadanos (desde bebés hasta a ancianos), toca a 500 euros por barba. En mi caso somos seis en casa, así que me van a terminar repercutiendo 3.000 euros a la salud de Bankia y todos sus estupendos consejeros.

Y mientras tanto cada día son decenas las familias que luchan a brazo partido para que no les desahucien de sus hogares por no poder cumplir ante los bancos. Puestos a elegir, prefiero que me quiten mi dinero para condonar la deuda a esas familias y no para salvar el cuello a Bankia y a todos sus responsables. Que nacionalicen las decenas de miles de hipotecas impagables, ¿no sería mejor?

Y, ante todo, que cada uno de los responsables, consejeros u asesores que hayan percibido dinero de estas entidades intervenidas, que devuelvan hasta el último céntimo, al igual que nos hacen a los ciudadanos de a pie con nuestras hipotecas, préstamos o cualquier otra deuda.

Hasta el martes que viene.

 

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