Jóvenes y alcohol

Hace unos días me contaba una amiga que estaba bastante preocupada porque tenía una sobrina de 15 años que había tenido dos episodios bastante problemáticos con el alcohol. Comentaba que su hermana ya no sabía qué hacer con su hija y que la situación le había empezado a sobrepasar. Yo le di los clásicos consejos que cualquier padre o madre le hubiera dado, basados en el sentido común y la dedicación que tenemos que dar a nuestras hijas e hijos y más a esas edades.

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Y es que el consumo cada vez más precoz y en mayor cantidad que hacen los jóvenes del alcohol, es un problema de no fácil solución y de consecuencias cada vez más perniciosas. Ayer mismo pudimos leer en la prensa cómo los expertos en Drogodependencias alertaban de los estragos que desencadena el consumo mantenido de bebidas alcohólicas en el cerebro de los adolescentes. Recalcaban cómo el consumo actual nada tiene que ver con el poteo o txikiteo de los jóvenes de hace 25 años.

Ante datos como estos, la actitud de las madres y padres puede ser muy diversa

Es curioso cómo en nuestro país, donde no se permite el consumo de alcohol hasta los 18 años, la edad media en que los niños y adolescentes se inician en su consumo es en menores de 13 años y para los 16, la mayoría ya están habituados a su ingesta.

Ante datos como estos, la actitud de las madres y padres puede ser muy diversa, pasando desde el desaliento y la preocupación por no saber cómo actuar, hasta la despreocupación que produce el pensar que todos hemos bebido de jóvenes… Pero no nos engañemos; una cosa es haberse corrido una juerga algún fin de semana o en fiestas con 18-20 años, y otra bien distinta mirar a otra parte cuando sabemos que las niñas y niños de 13 ó 14 años están consumiendo alcohol de forma habitual los fines de semana.

Y aquí es donde tanto padres, como gobernantes y establecimientos tenemos que asumir nuestras responsabilidades. A los padres nos toca la complicada tarea de educarles en responsabilidad, personalidad, sinceridad y libertad. Que desde pequeños vayan ya equipados de una serie de valores mínimos fundamentales, que les serán imprescindibles para saber lidiar con las oportunidades que les surgirán de consumo de alcohol u otras sustancias. Por parte de las administraciones y establecimientos, les pedimos que nos ayuden a minimizar al máximo esas oportunidades de consumo que se presentan cada fin de semana a los niños y adolescentes.

 

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