Estos días hemos conocido que hay una fundación presidida por un millonario estadounidense que quiere mandar a una pareja a Marte en el año 2018. Lo curioso del asunto es que, costando como cuesta el billete de embarque decenas de millones de dólares, han recibido ya “toneladas de solicitudes”, según han afirmado los propios promotores de la iniciativa.

Este hecho o anécdota, viene a mostrar una vez más el creciente abismo que hay entre los millonarios y el resto de la población. En los tiempos que corren, es bien conocido que el dinero no se esfuma y si cada vez hay más millones de familias sufriendo calamidades económicas, por el contrario habrá quienes tienen más dinero y riquezas.

¿De qué os quejáis si ni siquiera sois capaces de poneros de acuerdo sobre cómo afrontar o planificar vuestras cuentas para salir de la crisis…?

Lo indignante es ver en qué se lo gastan algunos…, mientras que por otro lado hay países enteros a los que se nos están imponiendo ajustes y recortes cada vez más salvajes para intentar salir adelante. Pero ellos nos pueden mirar y decirnos, ¿de qué os quejáis si ni siquiera sois capaces de poneros de acuerdo sobre cómo afrontar o planificar vuestras cuentas para salir de la crisis…?

Y no les faltaría razón, ya que estos días estamos asistiendo en Euskadi a un nuevo espectáculo de nuestros políticos, donde parece que ningún grupo político es capaz de ponerse de acuerdo para sacar adelante unos presupuestos claves en el momento en el que nos encontramos… No seré yo quien diga si es por la falta de capacidad de unos o por la ambición de otros, pero dice bien poco a favor de todos ellos, el hecho de que no logren un mínimo consenso político.

Nos jugamos mucho y ellos lo saben y lo que les pedimos es que todos hagan el esfuerzo necesario y tengan la mínima altura de miras, para ponerse de acuerdo sobre la mejor receta para salir de esta. Tanto desde el Gobierno, como desde los partidos de la oposición, esperamos que haya responsabilidad para afrontar tanto los presupuestos como la reforma fiscal, donde decenas de miles de familias esperamos que no nos den la puntilla.