De esta semana me gustaría destacar la devolución de las 7.000 cartas enviadas a los beneficiarios de la renta de garantía de ingresos. Como se ha reconocido, ha desbordado todas las previsiones y permite temer la existencia de una amplia bolsa de fraude en la percepción de ese subsidio. Estamos hablando de varios millones de euros al año, que salen de las arcas públicas, que a su vez llenamos entre todos.

Esperemos que Lanbide, nuestro organismo autonómico que gestiona esta ayuda directa, esclarezca estos casos cuanto antes y, en su caso, proceda a la inmediata suspensión de aquellos casos que se confirmen como irregulares, ajustándose a una estricta justicia social.

La renta de garantía de ingresos es la respuesta solidaria de la sociedad vasca para con los más desfavorecidos, y su cobro indebido en este tiempo de penuria es un agravio para quienes hoy necesitan de más ayuda. Fue creada para aliviar la situación de quienes no disponen de ningún ingreso o no llegan al salario mínimo, siendo decenas de miles las familias que la precisan en Euskadi y por lo que parece ser, no pocas las que se benefician fraudulentamente de ella.

Si a todo ello añadimos que en Bizkaia hemos llegado al 14,2% de desempleo, el doble que en Álava, no estamos para sufragar 7.000, ni 3.000 ni 1.000 ayudas fraudulentas, sean las que sean finalmente. Y es responsabilidad de nuestros gobernantes atajar cualquier despilfarro o sangría económica que pueda darse en las arcas públicas.

Vivimos inmersos en una crisis que no todos contribuimos a crear, y menos aún en el sector público, donde se ha permitido mucha privatización de las ganancias y en cambio se están socializando todas las pérdidas.

En este caso, se trata de distribuir con justicia y responsabilidad una ayuda de primerísima necesidad, sometida a ajustes para poder llegar a todos sus perceptores, mayor motivo para otorgarla con escrupulosidad.

Hasta el martes que viene y, cómo no, aupa Atletic!!!