Hoy, día de los enamorados, podría centrarme en hablar de lo mucho que hace falta en estos momentos, de sus diversos e históricos orígenes y demás cuestiones en torno a este señalado día, pero supongo que ya se hará de forma profusa en muchas tertulias y magazines.
En cambio, querría hablar de un desamor… y es el que parecen tener nuestros gobernantes con las familias con hijos e hijas. La última muestra de este desapego la conocimos hace tres días, con la nueva reforma laboral. Entre las diferentes medidas adoptadas, se encuentra una que no quiero que pase desapercibida.
Se trata de la supresión de los incentivos existentes desde 2006 para los contratos por reincorporación de las mujeres tras el permiso por maternidad.
De golpe y porrazo han hecho que desaparezcan las bonificaciones mensuales de las cuotas empresariales a la Seguridad Social para los contratos indefinidos, de aquellas mujeres que regresan a su puesto de trabajo tras la maternidad o una excedencia por cuidado de hijos.
Esta ayuda a los empresarios, que tenían derecho a un descuento anual de 1.200 euros (100 euros al mes) durante los 4 años siguientes a la reincorporación efectiva de la mujer al trabajo, era una de las pocas medidas directas orientadas a fomentar la reincorporación real de las mujeres después de sus periodos de gestación y cuidado de los hijos.
Una vez más, vemos cómo se siguen intentando cuadrar parte de las cuentas públicas, a costa de eliminar los pocos beneficios o incentivos sociales que existían. Debemos recordarles a nuestros gobernantes que no todo vale en la carrera por el recorte del déficit y en el saneamiento de sus arcas. ¿Qué será lo siguiente? ¿Suprimir las bajas por maternidad o los permisos por paternidad? ¿Eliminar las deducciones por hijo o hija en la declaración de la renta?
Lo peligroso es que todo esto es contagioso y, ahora que se ha abierto la caja de pandora de las cuentas públicas vascas y de nuestra solvencia económica, esperemos que no se imiten conductas tan poco ejemplares.
Hasta el martes que viene.